[rev_slider alias=»redes_fallos»]
Actualmente, en muchas empresas, la telefonía móvil y las conexiones a Internet han reemplazado casi todas las funciones de las antiguas redes fijas. Es más, algunas organizaciones incluso han prescindido de estas últimas al considerarlas obsoletas, dejando el buen funcionamiento de sus sistemas de comunicaciones a expensas del de las infraestructuras de las compañías eléctricas y telecos; una situación de dependencia que con frecuencia, cuando se producen fallos en la red eléctrica, pone de manifiesto su vulnerabilidad intrínseca, con los consiguientes perjuicios –en ocasiones graves– que se derivan para las empresas y la sociedad civil.
Los fallos en las redes eléctricas son un hecho. Reiterados incidentes en diferentes países del mundo ponen en evidencia que presentan múltiples puntos únicos de fallo (single point of failure). Los motivos son diversos: desde la rotura de un cable en una torre debido a la caída de la rama de un árbol durante un temporal hasta las tormentas eléctricas y solares, pasando por sobrecargas en la red, olas de calor o de frío extremo, fallos en subestaciones o cables deteriorados (Leer artículo Los mayores apagones de la historia). Cuando esto ocurre, el suministro se interrumpe y, en consecuencia, las conexiones a Internet y las telecomunicaciones también pueden quedan cortadas, a menos que las compañías de estos sectores dispongan de infraestructuras redundantes; circunstancia, que, por desgracia, todavía no es la habitual.
En el escenario inmediatamente anterior al descrito –cuando el uso de Internet y de la telefonía móvil todavía no estaba extendido y simplemente suponía una alternativa a las redes fijas– los sistemas de comunicaciones no estaban tan supeditados a las redes eléctricas, ya que estaban mucho más distribuidos; de tal manera que si la red se caía en una zona, la incidencia no afectaba a su operatividad. Hoy en día, en cambio, podemos encontrarnos con que ni siquiera podamos ponernos en contacto con los servicios técnicos y/o de emergencia de sistemas esenciales para la sociedad y el mundo empresarial si nuestro operador de telefonía móvil nos deja sin servicio: los de las bombas hidráulicas que se utilizan en las inundaciones, los de los sistemas de alarmas contra incendios, etc., cuando quedan inoperativos. ¿Por qué las telecomunicaciones se han hecho tan dependientes? Y, sobre todo, ¿cuáles podrían ser las soluciones a este problema global?
El crecimiento en el sector de la telefonía móvil ha ido tan rápido que muchos operadores –en una carrera por captar clientes y ofrecerles la máxima cobertura expandiendo sus redes– han primado la inversión en el desarrollo de nuevas tecnologías frente a la inversión en infraestructuras robustas y seguras que permitan backups ante fallos de suministro en la red eléctrica (redes redundantes). Asimismo, numerosas líneas de cobre todavía no han sido sustituidas por líneas de fibra a pesar de que éstas son mucho más robustas entre núcleos (hubs) que las torres ubicadas, por ejemplo, en el campo; y algunos operadores alquilan espacios a otros operadores para ahorrar costes, poniendo en jaque el servicio que prestan a sus usuarios si su proveedor tiene problemas, etc.
Cuando se establecieron las regulaciones para las telecos, todavía no se podía prever la evolución que hemos vivido; sin embargo la situación actual demanda introducir modificaciones que minimicen el impacto ante futuros fallos: que tanto las compañías eléctricas como las de telecomunicaciones tengan la voluntad de invertir en redes redundantes (tolerantes a fallos), y que cuando los fallos se produzcan, estos sean transparentes para el usuario; es decir, que los sistemas estén preparados para detectarlos y la corriente o los datos pasen por otra línea, de tal modo que no nos afecte el problema.
Una solución para asegurar la redundancia sin tener que “tirar” nuevas redes físicas es obtener la energía de emergencia a través de grupos electrógenos. En Inmesol fabricamos equipos diseñados para todos los casos en los que puede ser necesario el backup: para salas de servidores , para torres de comunicaciones instaladas en ubicaciones donde no hay red eléctrica (dos grupos electrógenos funcionan, de manera alterna, como fuente de suministro), o como reserva, así como grupos electrógenos móviles para ser utilizados en zonas afectadas por averías. Nuestra gama es muy extensa, por lo que nuestro equipo de técnicos le asesorará para encontrar la mejor solución para su empresa.
Fuente:
Este artículo está inspirado en una información publicada en el diario sueco Dagens Nyheter.