El espíritu de Alfred Nobel ha prevalecido este año en el comité de la Real Academia Sueca a la hora de otorgar el Nobel de Física: ha premiado a tres científicos cuyas investigaciones han supuesto un gran beneficio para la humanidad, a los inventores de «los diodos emisores de luz azul que han permitido las fuentes de luz blanca brillante de ahorro energético»; o dicho de otro modo, a los padres de las actuales bombillas led (diodo emisor de luz) de larga duración. Los galardonados son los tres científicos japoneses Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura, este último nacionalizado estadounidense.


Es posible que, al formar parte de la vida cotidiana de la mayoría de la población, no les demos el valor que tienen, pero las lámparas led suponen un gran avance en el ahorro mundial de electricidad, ya que una cuarta parte del consumo energético va destinado a la iluminación. En la imagen de abajo podemos ver cómo ha evolucionado en el tiempo la eficiencia energética en función del sistema lumínico utilizado.


Cuál es la aportación del led azul eficiente
Henry Joseph Round fue el primer científico que describió el principio básico de los led: ciertos semiconductores emiten luz cuando una corriente eléctrica pasa por ellos. Posteriormente, en 1927, Oleg Vladimirovich Lósev publicó el primer estudio divulgado sobre el tema, pero hasta 1962 no se inventó el primer led en el espectro visible, con emisión de luz roja. Lo hizo el ingeniero norteamericano Nick Holonyak, quien ya predijo hace 50 años que las lámparas led llegarían a sustituir a las incandescentes. Entonces, ¿por qué la invención del led azul ha merecido el Premio Nobel de Física? La respuesta sencilla, sin entrar en explicaciones científicas muy complejas relacionadas con la teoría cuántica de semiconductores, es porque el diodo azul tiene unas propiedades únicas y es el que permite crear la luz blanca de las lámparas eficientes actuales (suma del rojo, verde y azul). Crear el diodo azul sin perder las propiedades que tienen los semiconductores que se emplean fue complicado y costoso, los tres científicos galardonados trabajaron en contra de las corrientes científicas establecidas y fracasaron en cientos de experimentos antes de conseguir su objetivo. De hecho, previamente y durante décadas, la comunidad científica y la industria también habían dedicado muchos esfuerzos infructuosos a este desafío.


Al principio, la eficiencia de los ledes no era muy alta, pero en el transcurso de estos años esto ha cambiado: cada vez requieren menos energía para emitir luz o, dicho de otro modo, aprovechan hasta el 80 % de la energía que consumen y la convierten en luz (frente al 20 % en las bombillas convencionales). Actualmente, encontramos lámparas led de 300 lumen por vatio (los fluorescentes están en torno a los 70) con una duración aproximada de 100.000 horas (los fluorescentes alcanzan tan solo las 10.000).
Las lámparas led también están mejorando la calidad de vida de millones de personas que no tienen acceso a la red eléctrica: como su consumo es muy bajo, basta un panel solar de bajo coste para alimentarlas. Además, como no contienen mercurio, contribuyen a no dañar el medio ambiente.
Si uno recorre mentalmente su vida cotidiana, se da cuenta de lo muy presentes que están las lámparas led en ella. Se utilizan en los flash de las cámaras, en nuestros teléfonos móviles, tabletas, ordenadores y coches, relojes digitales, en la iluminación pública de muchas ciudades, en las señales de tráfico, en la rotulación de edificios y comercios, en todo tipo de paneles electrónicos (como los de las centralitas de nuestros grupos electrógenos), etc. En Inmesol también utilizamos la tecnología led en los focos de todos los modelos de nuestras torres de iluminación para hacerlas más eficientes.