Un siglo de plástico
En nuestra sociedad, cuesta imaginarse un mundo sin plástico; sin embargo, es un material muy reciente: se empezó a producir a escala industrial en 1907. Sus características (durabilidad, ligereza y bajo coste) han hecho que su producción en los últimos diez años sea equivalente a la de todo el siglo pasado, y las estimaciones nos dicen que de aquí a 2050 podría triplicarse.


El problema
En 2012, según la Agencia Americana de Protección del Medio Ambiente, los Estados Unidos produjeron 32 millones de toneladas de residuos de plástico, y solo reciclaron un 9 %.Los datos de Europa son muy similares. A estas cifras significativas hay que sumar la previsión sobre el crecimiento de la población mundial en los próximos años (más residuos) y el aumento de la producción de plástico tanto en las economías en desarrollo como en las desarrolladas.
El problema es que los desechos de plásticos pueden perdurar centenares de años. Y no solo los encontramos en tierra: nuestros mares y océanos albergan toneladas de ellos. El impacto ambiental de estos residuos es preocupante, ya que sus efectos son múltiples: entre los más peligrosos, la contaminación de la cadena alimentaria. Por otra parte, se está incrementando el uso del plástico no reciclado, compuesto principalmente de poliestireno y polipropileno. Los residuos, al no ser rentables para las empresas de reciclaje, terminan en los vertederos y no se descomponen.
La solución
Una spinout (empresa creada a partir de las investigaciones de un laboratorio) del MIT ha encontrado la solución viable, y rentable, al problema de los residuos de plástico en el mundo. Se trata de PK Clean, fundada por Priyanka Bakaya con este propósito. El sistema que ha desarrollado descompone el plástico no reciclado en petróleo, y aprovecha una parte del gas que se produce en la descomposición para hacer funcionar el sistema.
P. Bakaya explica la lógica de la solución de la siguiente manera: “El plástico procede del petróleo, por lo que tiene sentido volver a convertirlo en combustible utilizable en lugar de depositarlo en vertederos”. Su objetivo último es que este sistema sirva para terminar con el problema en todo el mundo.


Cómo funciona
El sistema se lleva a cabo mediante un proceso denominado “despolimerización catalítica”: el calor y un catalizador descomponen los plásticos en petróleo crudo (70-80 %) para vender a las refinerías. Anteriormente ya se habían desarrollado técnicas similares, pero eran caras y energéticamente ineficaces debido, entre otras razones, a que se trabajaba de forma discontinua, por lotes: los reactores se enfriaban entre lote y lote, de tal manera que el coste para calentarlos cada vez era muy alto. En el sistema “continuo” de PK Clean, el gas generado en el proceso mantiene caliente el reactor, por lo que disminuye notablemente el gasto de energía y dinero. La descomposición de los plásticos produce, al margen de ese 70-80 % de petróleo, un 10-20 % de gas de hidrocarburo y una pequeña cantidad de residuos carbonosos.
10 toneladas de plástico/día convertidos en 60 barriles/día
La primera planta comercial a gran escala de PK Clean –en asociación con la mayor compañía de reciclaje de Utah, Rocky Mountain Recycling– está ubicada en Salt Lake City. A pleno rendimiento, funcionando continuamente, convierte cada día 10 toneladas de plástico en 60 barriles de petróleo; con cero emisiones tóxicas. PK Clean vende el petróleo que produce por 35 dólares el barril, a una refinería cercana por 100 dólares/barril. Los planes de futuro de PK Clean son asociarse con otras empresas de reciclaje de todo el país y empezar a implementar el sistema en los países en desarrollo.
Ayuda a las empresas generadoras de residuos plásticos
Es una noticia que celebramos y sobre la que podéis ampliar información en la web de PK Clean; página desde la que, además, invitan a las organizaciones que crean que generan grandes cantidades de residuos plásticos a que se pongan en contacto con ellos para valorar la situación y ofrecerles, eventualmente, ayuda para procesarlos.