- Se incrementa el consumo mientras los precios permanecen a la expectativa
- Los nuevos métodos de extracción, la explotación de nuevos yacimientos y el aumento de la eficiencia energética en Estados Unidos pueden provocar un gran giro en el mercado
Los datos de la OPEP
En su informe de enero de este año, la OPEP estimaba que la demanda mundial de crudo iba a crecer apenas un 0’85 % respecto al año anterior. Sin embargo, un mes más tarde, aumentó su previsión basándose en los incipientes síntomas de recuperación económica y en el frío invierno que han padecido algunas regiones.
En el informe se publicaba que en el mes de febrero los países miembros incrementaron su producción hasta los 30,3 millones de barriles diarios (mbd), la mayor cifra alcanzada desde noviembre de 2012, debido al aumento del bombeo de Arabia Saudí e Irak. En abril, la organización situó en 89,6 mbd el consumo para 2013 (840.000 barriles más que en 2012, lo que significa un 0,9 % más que en 2012) e informó sobre la tendencia bajista de los precios desde marzo. No obstante, desde hace varias semanas, y tal como refleja la OPEP en su página web, el precio del barril sigue subiendo.
El ministro de Petróleo y Minería de Venezuela, Rafael Ramírez, afirmó a mediados de marzo que “existe una sobreoferta de petróleo en el mercado”. Un mes más tarde, el representante de Irán ante la OPEP, Seyed Mohamad Ali Jatibi, anunció que la organización va a reducir su producción para evitarlo y comunicaba que se habían vuelto a reducir las previsiones de crecimiento en la demanda mundial de crudo debido a los problemas de la zona euro y de la incertidumbre económica que está experimentando Estados Unidos.
Qué dicen los analistas
¿ Está EE.UU configurando un nuevo mapamundi del petróleo?
Actualmente, China ha pasado a ser el primer importador de petróleo del mundo. Es la primera vez en 40 años que un país le “arrebata” esta posición a Estados Unidos; país que, por otro lado, está superando la producción de Irak solo con la suma de la producción de tres de sus Estados (Dakota del Norte, Ohio y Pensilvania). Esta situación supone un giro en el escenario global de la producción y consumo de petróleo, un giro que puede tener consecuencias geopolíticas a gran escala.
¿Qué factores están precipitando el cambio?
EE.UU está recogiendo los frutos de la implementación de nuevas técnicas de perforación que le dan acceso a grandes reservas de petróleo y gas doméstico. Simultáneamente, está experimentando los beneficios que le aporta haber promovido una política de desarrollo de fuentes energéticas alternativas y de eficiencia en el consumo. Todos estos factores llevan a algunos expertos a afirmar que EE.UU podría alcanzar la autosuficiencia energética a finales de esta década. O en otras palabras, podría pasar de ser el primer importador de crudo a desaparecer de la lista de países importadores.
Consecuencias inmediatas: ganadores y perdedores
Si las previsiones se confirman, EE.UU y sus aliados -sobre todo, Canadá- jugarán en este nuevo escenario desde una posición privilegiada. De hecho, la nueva situación ya ha tenido consecuencias impensables hasta hace poco. Un buen ejemplo lo encontramos en las repercusiones a las sanciones contra Irán: el crecimiento de la producción en EE.UU, sumado al incremento de la producción de Irak y Libia, ha permitido que, a pesar de no contar con el millón de barriles al día que Irán ha dejado de exportar, los precios hayan permanecido estables (contra todo pronóstico de Teherán). En otros tiempos, la sanción a Irán hubiera disparado el mercado.
Consecuencias a largo plazo
En el caso de que la tendencia de producción de EE.UU se mantenga, pronto podría haber un excedente de ocho millones de barriles al día, lo cual pondría a la OPEP en apuros: podría perder el control de los precios y estos podrían bajar bruscamente.
Asimismo, la economía de muchos países está sujeta a los altos precios del petróleo. Si estos países vieran bajar los precios, sus presupuestos nacionales quedarían seriamente afectados.
Analizando la situación globalmente, todo parece indicar que la OPEP tiene un reto externo y otro interno: por un lado, la independencia de EE.UU; por otro, el incremento actual de producción de Irak después de muchos años de sanciones y conflictos armados.
Aunque es cierto que tradicionalmente la OPEP ha tenido la opción de modular el precio del crudo poniendo en marcha mecanismos de superproducción (fundamentalmente contando con Arabia Saudí) para castigar a sus miembros rebeldes, seguir con esta estrategia para hacer bajar los precios implicaría poner en riesgo su coherencia como organización. Arabia Saudí, por su parte, cuestiona el nuevo escenario mundial argumentando que las nuevas técnicas de extracción que está utilizando EE.UU todavía presentan muchas incertidumbres, refiriéndose al impacto medioambiental que suponen.
Algunos datos más a tener en cuenta
EE.UU. está extrayendo un crudo de características muy similares al que producen Nigeria y Angola, un hecho que está perjudicando a estos dos países y que, según algunas voces, podría poner en peligro el mercado de las refinerías en Nigeria.
Del mismo modo, en Canadá se está extrayendo un petróleo pesado y barato que podría tener consecuencias similares sobre Venezuela (si Obama diera luz verde, por ejemplo, a un oleoducto entre Canadá y EEUU).
También México está incrementando actualmente su producción, por lo que las mínimas necesidades que pudiera tener EE.UU en el futuro podrían quedar resueltas por países amigos como Canadá y México, sin necesidad de recurrir a Venezuela.