En Estados Unidos, los edificios son responsables del 39 % de las emisiones de dióxido de carbono, el 65 % de los residuos y el 70 % del consumo de electricidad, datos que son extrapolables a muchos países del mundo y que están afectando seriamente al medio ambiente y al acceso de una parte de la población a los recursos naturales. Esta realidad, sin embargo, no se corresponde con los avances tecnológicos disponibles actualmente para construir de forma más ecológica.
La pregunta que está en el aire es si la eficiencia energética de los edificios de nuestras ciudades depende de la voluntad de querer construirlos de manera sostenible o si está condicionada por elevadas inversiones iniciales que la convierten en utópica o poco rentable. En la ciudad estadounidense de Seattle, encontramos un edificio que responde a esta cuestión por ser el más eficiente del mundo energéticamente: el Bullitt Center.
El edificio se construyó hace tres años por encargo de la Fundación Bullitt, dedicada a promover la sostenibilidad a favor del medio ambiente, y cuyo presidente, Denis Hayes, fue uno de los impulsores del Día de la Tierra. La obra fue proyectada por el despacho de arquitectos Miller Hull Partnership.
El Bullitt Center tiene 50.000 metros cuadrados repartidos en 6 plantas. Su construcción costó un tercio más de lo que costaría un edifico normal, 30 millones de dólares, pero se utilizaron más de 350 materiales que no perjudican la salud ni el medio ambiente y es energéticamente autosuficiente (en un 99 %), lo que le ha valido la prestigiosa certificación Living Building.
Vídeo explicativo del proyecto.
El edificio obtiene toda la energía que necesita de los paneles solares instalados en su cubierta, los cuales generan 230.000 Kilovatios/hora al año; está pensado para que las personas que trabajan en él puedan beneficiarse de la luz natural durante el 92 % del horario laboral, los grandes ventanales se abren y cierran automáticamente en función del clima, el sistema de calefacción cuenta con 26 pozos geotérmicos, los cuartos de baño funcionan con un sistema de compostaje, las descargas de los sanitarios solo requieren dos cucharadas de agua debido a que funcionan con jabón orgánico, y almacena y suministra agua procedente de las lluvias gracias a una cisterna con capacidad para 56.000 litros que está situada en el sótano; cantidad suficiente para hacer frente a 3 meses de sequía.
El edificio es un ejemplo de cómo se puede incidir positivamente en los núcleos urbanos diseñando proyectos arquitectónicos sostenibles y de gran belleza. El objetivo de sus promotores ha sido demostrar que esta forma inteligente de construir es rentable, e inspirar a otros profesionales de la construcción para que en el futuro proyecten edificios más racionales y beneficiosos para todos. Por esta razón, y para evitar que tengan que repetir innecesariamente trabajos arduos como el de identificar qué materiales son nocivos y cuáles no, el equipo del Bullitt Center ha documentado todo lo que aprendieron durante el proceso de construcción y ha puesto este conocimiento a disposición de los profesionales del sector. Además, la planta baja alberga el Centro de Diseño Integrado; organismo que sirve como laboratorio de aprendizaje para el diseño ecológico y la eficiencia energética. Tal como explican en su página web: “El primer Prius costó más que el número 10.000. Pero antes de poder construir el número 10.000 de cualquier cosa, hay que construir la primera.”
La conciencia sostenible que ha hecho posible el Bullitt Center se ha querido trasladar también a los trabajadores de las oficinas desarrollando un sistema que permite consultar en tiempo real la cantidad de energía y agua consumida.
Todas las imágenes del artículo están extraídas de la página web del Bullitt Center.