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Jibo, el robot que todos quieren tener en casa

Se llama Jibo y, a pesar de ser un robot sin una morfología humanoide,  ha logrado seducir de tal modo a los internautas, que la empresa del mismo nombre que lo fabrica ha tenido que suspender temporalmente los pedidos para poder hacer frente a los que se le han acumulado hasta ahora.

Se llama Jibo y, a pesar de ser un robot sin una morfología humanoide,  ha logrado seducir de tal modo a los internautas, que la empresa del mismo nombre que lo fabrica ha tenido que suspender temporalmente los pedidos para poder hacer frente a los que se le han acumulado hasta ahora.

Jibo, el robot que todos quieren tener en casa

Jibo es fruto de una exitosa campaña de crowdfunding, ya finalizada, que ha recaudado casi 2.5 millones de dólares en Indiegogo, suma que ha superado todas las expectativas de sus creadores; un equipo entre el que encontramos a Cynthia Breazeal, pionera en robótica y profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts  (MIT). El robot, dotado de inteligencia artificial, está concebido para que forme parte de nuestro entorno familiar, nos facilite la vida cotidiana y nos ayude como asistente personal. Y también para hacerse querer (ver vídeo de abajo).

¿Qué hace este robot por nosotros?

Jibo es un robot diseñado para reconocer y distinguir la voz, la cara y los gustos personales de los diferentes miembros de una familia, mantener conversaciones (diferencia cuándo nos dirigimos a él y cuándo hablamos con otras personas) y realizar tareas por nosotros. Nos lee los correos electrónicos y envía mensajes de voz, nos recuerda las reuniones y citas con antelación, hace de contestador automático, se pone en modo webcam cuando queremos establecer una videoconferencia; si se lo pedimos, nos detecta con su sensor y nos hace fotografías y vídeos y, si no nos gustan, los borra al percibir un gesto determinado de nuestra cabeza o al recibir la orden de voz pertinente. También nos aconseja restaurantes y realiza reservas por nosotros; si preferimos encargar comida a domicilio,  sabe cuáles son nuestros gustos y realiza los pedidos él mismo; lee cuentos a los niños, dispone de aplicaciones interactivas para jugar y aprender, y está preparado para gestionar preferencias de domótica en el hogar, como por ejemplo, encender las luces indicadas cuando llegamos a casa. Y todo ello de manera muy intuitiva y expresándose con sonidos, imágenes y movimientos que lo humanizan como si fuera un miembro más de la familia, con su personalidad y emociones propias: detecta los gestos de cariño y responde a ellos bailando o cambiando el ojo de su pantalla táctil por animaciones cariñosas, por citar algunas de sus manifestaciones.

 Cynthia Breazeal, fundadora de Jibo y experta en robótica
En la imagen de arriba, Cynthia Breazeal, fundadora de Jibo y experta en robótica.

El robot se fabrica en varios modelos, incluyendo algunos muy sofisticados pensados para los que saben programar y quieren ampliar sus funcionalidades (integran JavaScript, herramientas de conversión de texto a voz, herramientas y librerías de animación, simulador virtual, etc. Ver modelos).

Las personas que apoyaron el proyecto de crowdfunding aportando lo que cuesta Jibo (unos 400 euros) serán los primeros afortunados en recibirlo en su casa a finales de 2015. Los que contribuyeron con una suma menor al realizar su reserva, lo recibirán a principios de 2016 pagando la diferencia restante,  y los demás, tendremos que esperar a que se comercialice en febrero de 2016 para adquirir uno. Hemos visto muchos avances en robótica e inteligencia artificial, pero hay que reconocer que los padres de Jibo han sabido crear el primer robot familiar útil y entrañable.