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La lámpara, sin electricidad, para los pobres

Alfredo Moser es un mecánico e inventor brasileño que un día, cansado de los continuos apagones que se producían en su ciudad, tuvo una idea que está iluminando, con coste cero, cientos de miles de hogares de barrios marginados de todo el mundo.

Alfredo Moser es un mecánico e inventor brasileño que un día, cansado de los continuos apagones que se producían en su ciudad, tuvo una idea que está iluminando, con coste cero, cientos de miles de hogares de barrios marginados de todo el mundo.

Alfredo Moser, con una de sus lámparas.
Alfredo Moser, con una de sus lámparas.

La lámpara Moser

Moser reside en Uberaba, una ciudad del sur de Brasil. Allí, la mayoría de casas no tienen electricidad; solo las fábricas se benefician de este “privilegio”. Como ocurre en tantas ocasiones, la necesidad despertó la creatividad de este inventor. Fue en 2002.  Moser ideó una lámpara utilizando simplemente una botella de plástico, agua y un poquito de cloro. La “lámpara Moser” no emite CO2 y genera la misma luz que una bombilla incandescente de unos 60 vatios. Primero la instaló en muchas casas de su comunidad y, actualmente, el invento ya está proporcionando iluminación durante el día a miles de hogares sin recursos económicos de más de 15 países, entre ellos: Filipinas, India, Tanzania, Argentina, Colombia, Perú, Pakistán y  Fiyi.

Alfredo-Moser-2

La lámpara proporciona luz interior durante el día a viviendas sencillas de techo delgado. Para montar el “dispositivo” se utilizan botellas vacías de plástico transparente muy comunes: las de 1 litro y medio o dos litros de bebidas carbonatadas. Las botellas deben estar limpias. Se rellenan con agua y un poco de lejía para evitar el crecimiento de algas en su interior, y se sellan con silicona. Después se hacen agujeros, del diámetro de la base de las botellas, en el techo y se colocan las lámparas encajándolas dentro y sellándolas de nuevo con silicona. Durante las horas de sol, el agua del interior de las botellas refracta la luz solar. Si las botellas están bien instaladas, estas lámparas pueden durar hasta cinco años.

 

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En este vídeo (en inglés) se explica, paso a paso, cómo hacer e instalar las lámparas.

Efecto en cadena

En Filipinas, la Fundación MyShelter se dedica a construir casas con materiales sostenibles y reciclables. En 2011 se enteraron de la invención de Moser y empezaron a integrar la lámpara en las construcciones. La fundación también puso en marcha un modelo de negocio que permite a la población local obtener pequeños ingresos por montar e instalar las lámparas tras formarse en sus talleres. En unos meses se instalaron 15.000 botellas en 20 ciudades de Filipinas. Con el lema “Un litro de luz” la Fundación MyShelter también forma a voluntarios de todo el mundo que quieren trasladar este modelo a sus comunidades. Su objetivo para 2015 es llegar a 1 millón de lámparas instaladas. El proyecto –en el que participan socios como Roche y Pepsi, y que han difundido medios como Reuters y CNN– puede visitarse en una página web que es otro ejemplo de creatividad y eficiencia: http://literoflight.org

 

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Un paso más allá: luz durante la noche

Recientemente, los responsables del proyecto se han propuesto un nuevo reto: proporcionar luz también cuando cae el sol. Las lámparas nocturnas incorporan una bombilla led que puede funcionar durante tres o cuatro horas gracias a una pequeña célula solar que carga durante el día dos pequeñas baterías (ver vídeo de abajo). “Liter of night light” (un litro de luz para la noche) está recaudando fondos para poder instalar el sistema en el mayor número posible de hogares.

 

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Ambas lámparas, la diurna y la nocturna, pueden parecer muy rudimentarias  –de hecho, lo son– pero están haciendo posible que muchos niños puedan hacer las tareas escolares en su casa, que sus madres no cocinen casi a ciegas, que el interior de muchos pequeños negocios no estén a oscuras…en fin, están mejorando su calidad de vida.